jueves, 20 de diciembre de 2007

Yo manifiesto el destino
de la humanidad para que todavía
muchos de Mis hijos humanos despierten
y cambien su modo de conducirse


Manifestación del Espíritu de Dios - Padre del año 1991

Primera parte


El Espíritu de Dios, nuestro Padre, manifestó lo siguiente:


«Yo Soy la fuerza de los astros y la fuerza en esta Tierra. Yo soy el Alfa y el Omega, el principio originario de todas las formas del SER. Yo Soy el fin de esta materia; pues en Mí todo es Espíritu, porque Yo Soy Espíritu.

De Mí, el Espíritu del universo, irradió la luz y se formaron astros, soles y mundos. De Mí, la luz, surgieron seres de la luz. Ellos poblaron y pueblan los Cielos puros, y están integrados en la corriente del universo que Yo Soy.

Desde el pensamiento de la Caída, el querer ser como Yo, el Espíritu de la Verdad, seres espirituales empezaron a levantarse contra Mí, ellos lucharon contra el Espíritu de la Verdad, contra Mí. De este modo cayeron y se llevaron consigo partes de planetas. Las partes de planetas se recubrieron según las sensaciones y pensamientos de aquellos que partieron de Mí. En largos procesos de transformación surgió la materia y esta Tierra. La Tierra alberga a los hijos humanos, Mis hijos recubiertos.

Sin embargo, Yo Soy Espíritu, la vida del universo y la corriente del universo y puesto que todos tuvieron su origen en Mí, todos los seres de la luz -y a la larga sólo puede existir Luz-, esta materia y todos los astros condensados, incluyendo los ámbitos de purificación (los lugares o mundos de expiación de las almas) acabarán poco a poco.

Mis hijos que son almas y los que son humanos serán conducidos de regreso, ¿a través de quién? Únicamente a través de Mi Hijo, Cristo, el Redentor de todas las almas y hombres.

Cristo, Mi Hijo, vino a los hombres como Jesús de Nazaret. Jesús de Nazaret enseñó a Mis hijos humanos las leyes de la vida interna y se las mostró viviéndolas con su ejemplo. Él habló de la ley del amor interno, el amor desinteresado. Él explicó a Mis hijos humanos lo que significa libertad, unidad y fraternidad. Él vivió la vida terrenal en Mí, así como permaneció en Mí - y lo está eternamente.

Los seres humanos tienen la enseñanza del Nazareno. Sí, pero no sólo eso, Cristo, Mi Hijo, se ha manifestado una y otra vez. Él se ha manifestado en los casi dos mil años pasados, siempre de nuevo a través de hombres y mujeres justos, a través de verdaderos profetas. Cristo, Mi Hijo, se manifiesta en este gran tiempo de transformación y conduce a todos los hombres que son de buena voluntad a Mí, la Luz interna.

Hijos humanos Míos, ¿qué habéis hecho muchos de vosotros con Cristo? ¿Es Jesús de Nazaret un ejemplo para los denominados cristianos? ¿Es Jesús de Nazaret el guía y el orientador de los cristianos? ¿O es tan sólo una palabra, un seudónimo tras el cual se ocultan cristianos de apariencia que seducen a la humanidad en nombre del Nazareno?

Hijos humanos Míos, mirad vuestro tiempo actual. Pues si examinaos a vosotros mismos: ¿seguís a Jesús de Nazaret? Si seguís a Mi Hijo, vuestro Redentor, entonces ya no se necesitan guías externos, pues quien cumple la ley de la vida interna es pacífico, manso; él es el amor desinteresado, la ley que es la verdad, él vive consciente de lo universal y está en comunicación con todas las fuerzas positivas del universo, con todos los seres, con todos los hombres, con la naturaleza, con los animales y minerales; más aún, él está en positiva comunicación con su planeta Tierra.

Así pues, la pregunta está dirigida a Mis hijos humanos: ¿Seguís a Mi Hijo, vuestro Redentor? ¡Examinad vuestra vida! ¡Examinad vuestro modo de pensar! ¡Examinad vuestras obras!

¿Qué han hecho con la palabra “Cristo” muchos de los denominados cristianos? Más todavía, ¿qué no se lleva a cabo hoy en día con el nombre del Hijo? Pensad en vuestras fiestas de Navidad; en estas fechas Él es minimizado. Pensad en vuestras fiestas de pascua; en esas fechas es de nuevo clavado conscientemente en la cruz y en la canción de resurrección se le permite resucitar. Sin embargo, ¿ha resucitado Él en vosotros? Ésta es la pregunta y ¡es la que tiene validez!


Continúa…

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