jueves, 20 de diciembre de 2007

Yo manifiesto el destino
de la humanidad para que todavía
muchos de Mis hijos humanos despierten
y cambien su modo de conducirse

Manifestación del Espíritu de Dios - Padre del año 1991


Cuarta parte


Y cuando lleguen las tempestades del yo humano, los seres humanos que estén interiorizados en sí mismos alcanzarán su lugar de destino terrenal o se encontrarán allí donde florece la vida interna, donde habitan personas que viven en la comunidad con Cristo. Este tiempo del denominado fin del mundo está madurando, sin embargo, no el fin del planeta Tierra. Este planeta se purificará y la luz del amor, que Yo Soy, flotará sobre los campos; y la Tierra portará de nuevo frutos sanos para hombres que han madurado y que hacen la voluntad del Eterno, que Yo Soy.


¡Despertad! Despertad vuestros sentidos y no miréis sólo en una dirección con la buena fe, la segura esperanza de que “las guerras pasan”. Las guerras pasan, no obstante, las guerras que han pasado ponen enseguida de nuevo la simiente para otras guerras.

Y así el hombre ha convertido a su buen amigo en un enemigo belicoso que sacude lo que se le ha puesto encima, pues todas las causas instan al efecto. Bienaventurado el hombre que aprovecha las energías del día, reconoce a tiempo sus causas y no las comete más para que no tenga que soportar los efectos.

Hijos humanos, ¡cambiad vuestra conducta! Producid frutos maduros para que la Madre Tierra os pueda acoger de nuevo.

Hijos humanos, ¡id hacia el interior! En vosotros está el Espíritu de la Vida que Yo Soy. Solamente Yo en Cristo, Mi Hijo, vuestro Redentor, os ofrezco protección y ayuda.

¿Quién da la cara y se compromete con Él, que habla aquí a través de boca humana?

¿Quién se arriesga y se compromete con Él, que es el universo, el infinito, el amor, la ley de la salvación, Yo, la Vida?

Quien se atreve y da la cara, ¡gana! Él recupera paso a paso su verdadera vida y está incorporado en la protección del amor infinito que Yo Soy.


Hijo Mío, nunca es demasiado tarde - ¡da la vuelta! También en las necesidades, también en las enfermedades, en preocupaciones, aflicciones y tribulaciones, ¡cambia tu modo de conducirte! Mira, la vida está en ti. Mi palabra es vida, porque Yo Soy la vida. Y quien acoge y realiza Mi palabra sagrada, la ley del amor, está pleno, porque está colmado de Mi fuerza, del amor y la sabiduría del infinito y del que es el infinito, que Yo Soy.

Mi voz es el universo. Y puesto que muchos de Mis hijos humanos no perciben en sí Mi voz, el universo, Me manifiesto a través de boca profética. Y si miráis profundamente dentro de mis palabras -dadas por Mí, la Vida, a través de mi instrumento- captáis el SER, que es la verdad y sentís en cada palabra la ayuda de vuestro Señor y Dios, de vuestro Padre eterno, y de vuestro Redentor, que es Uno Conmigo.
Continúa...

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